Estados Unidos de Francia.


Hace tiempo que no leía un artículo que tuviese la proporción exacta entre realismo, como para hacerme reir, y humor, como para hacerme pensar bien en serio el problema. Este artículo publicado en Time tenía esa dosis de ambos.

He hecho una traducción al Español, pero reconozco que la traducción no es en realidad mi forte.

Este es el estado de nuestra gran república: Hemos nacionalizado nuestro sistema financiero, tomando control sobre los banqueros de Wall Street en los que no creemos más. Estamos a punto de semi-nacionalizar las compañías de autos de Detroit usando hipotecas masivas porque ellas son fuente de orgullo americano y muchos oficios –y votos- están en juego. Nuestro sistema de Seguridad Social está a punto de colapsar a medida que avanzamos hacia un futuro en el que muchos pensionados serán mantenidos por muy pocos trabajadores. ¿Cuánto tiempo falta para que tengamos sistema nacional de salud? Si ponemos todos esos datos juntos, los Estados Unidos que veremos es una versión caricaturesca del país menos gustado por los más ortodoxos patriotas: Francia. Sólo que con una comide mucho peor.
Admíntanlo, mes amis, el individualismo crudo y el capitalismo degollador que ha hecho de los Estados Unidos la tierra de las oportunidades ilimitadas, ha sido empaquetado por una media docena de vendedores en Greenwich Conn. y enviado por FedEx a Washington D.C. allí a su vez será alimentado como un bebé y resucitado por el presidente de la reserva federal Ben Bernanke y por el secretario del tesoro Hank Paulson. Ahora no somos para nada diferentes de esos países semi-socialistas de Europa Occidental que los que tanto nos gusta burlarnos. ¿Italia? Sí, está bien, ha tenido cuatro gobiernos desde el Jueves pasado, pero ninguno de ellos hubiese permitido que esto pasara, los italianos saben bien como sustentar una economía.
Sólo sabrás como los Ranas (en EEUU les llaman Frogs a los franceses) han incrementado su desprecio por nosotros, si es que eso es posible. ¿Y por qué no? El americano promedio trabaja en dos empleos y medio, tiene dos semanas de vacaciones al año y tiene la seguridad laboral de un trapecista manco. La administración Bush le ha predicado la “sociedad de la posesión” a los EEUU: posee tu casa, posee tu cuenta de retiro, no necesitas al gobierno en tu camino. Entonces los americanos se han hipotecado a sí mismos hasta los codos para poder comprar sus casas sobrevaloradas, que ahora no pueden pagar, han abierto cuentas 401(k) que colocan su dinero – ¿dónde exactamente? En la bolsa de valores. Donde los republicanos ricos se lo roban.
Ahora nuestra administración adversa a las regulaciones y laissez-faire (una frase francesa!!!) ha hecho que el único presidente francés socialista, François Mitterrand, luzca como un Adam Smith. Todo lo que Mitterrand hizo fue nacionalizar los bancos y compañías de seguros franceses en 1982, el no tuvo que lidiar con banqueros que no querían prestar dinero, como tiene que hacerlo Paulson. Cuando el estado maneja los bancos ellos son simplemente vacas que hay que ordeñar al servicio de la patrie. Francia tampoco tiene la crisis hipotecaria que nosotros tenemos. Al liberar bajo fianza a las compañías de préstamos hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac nuestro gobierno básicamente ha convertido los EEUU en el proyecto de viviendas subsidiado más grande del mundo. Sí, Francia tiene sus banlieues, a donde le gusta almacenar personas que nos son franceses (lo que quiere decir: emigrantes y argelinos) en grandes bloques de apartamentos. Pero, curiosamente, la gran mayoría de los franceses propietarios de casas están libres de hipotecas por debajo del principal, impuestas en ellos por sus compatriotas y además no se halan los pelos debido a sus deudas personales.
Nosotros siempre hemos desetimado a los franceses por su protección de su estado de bienestar común. Ellos trabajan ¿cuánto? 27 horas en una semana provechosa, tienen 19 días de vacaciones en un mes, se van de huelga por dos días y disfrutan una copa de vino cada día a la hora de almuerzo – excepto por el 25% de la población, que trabaja para el gobierno y tienen un contrato aún mejor. Se retiran antes de que sus hijos terminen el pre-universitario, y no tienen que ahorrar 45000 por año para la educación, porque las universidades son gratis. Debido a esto, ellos tienen un impuesto laboral de alrededor del 103% y sus leyes laborales son tan restrictivas que no han tenido un aumento de empleos desde los tiempos de Napoleón. No hay forma que el gobierno francés pueda pagar por ese estilo de vida eternamente, sin embargo lo hace.
Mitterrand trató de crear un crecimiento laboral y un aumento de los salarios nacionalizando grandes sectores de la economía, incluyendo grandes industrias- Renault, el fabricante de autos por ejemplo. Ustedes no han manejado un Renault últimamente, porque Renault no puede vender aquí. Imagínense esto: una compañía de autos que no puede competir con un Dodge Colt. Pero al final la expropiación de Renault demostró ser exitosa, y Renault se privatizó nuevamente en 1996, aunque el gobierno aun mantiene el 15% de sus acciones.
Ahora el gobierno de los EEUU está confrontando la misma perspectiva en la industria automotriz. GM y Ford necesitan dinero para poder desarrollar autos más ecológicos que puedan competir con Toyota y con Honda. Y están pidiéndole al tío Sam que invierta – una inversión que pudiese haber sido evitada si Washington hubiese impuestos reglas de control del kilometraje hace algunos años. Pero nosotros no queremos intervenir con las fuerzas del mercado como lo hace Francia – hasta que lo hacemos nosotros.
El programa de nacionalización de Mitterrand y otras medidas económicas fallaron a medida que el desarrollo del mercado europeo hizo obsoleta la economía centralizada. A los Rothschilds se les retornó su banco, algo peor para el desgaste. En estos días Francia se mueve acerca del problema del proteccionismo de una supuestamente libre Unión Europea, proclamando que algunas industrias son campeones nacionales que merecen una consideración extra- tú sabes, niños con necesidades espaciales. Y no estamos hablando de maestros pasteleros, sino del equivalente a GDF Suez, uno de los más grandes proveedores de servicios. Yo nunca tuve la idea que las acciones y las basuras vendidas por Goldman Sacks y Morgan Stanley fuesen únicas, pero parece que Washington sí es de esa idea. John Mack, de Morgan, llama al jefe de SEC, Chris Cox a lloriquear acerca de pocas ventas y bingo, el gobierno se ve obligado. La élite sirve a la élite, cuán francés!
Incluso en los sectore más Fuertes de los EEUU no hay forma de evitar la influenci a francesa. Nada es más sagrado para Francia que sus campesinos. A ellos se les da cualquier cosa que ellos demanden, y ellos demandan cantidad. Y si hay algún problema con el apoyo a los precios, o el precio de la alimentación es muy alto, o competencia real viniendo de otros países, los campesinos franceses simplemente congelan el país tomando sus animales y llevándolos a pasear por los Champs Elyseés o hacen pilas de heno en las autopistas. Los campesinos norteamericanos nunca tendrían ese comportamiento. Ellos no están obligados a eso; ellos forman el grupo de interés especial más tiernamente tratado en la historia de los EEUU, a quienes se les otorgan subsidios de $180 miles de millones por ambos partidos, incluso cuando sus precios siguen alcanzando precios record. La consecuencia: los consumidores norteamericanos pagan el doble que los franceses pagan por el azúcar, debido a las garantías de precios. Somos más franceses que Francia.
De ahí que sí, mientras que queremos matarnos trabajando por el privilegio de pagar nuestras usureras tarjetas de crédito ya no podemos mirar con desdén a la tierra de los 246 quesos. Kraft Foods ha reemplazado a American International Group en el promedio industrial de la bolsa del Dow Jones, porque la compañía de seguros ha sido incorporada en el portafolio de nacionalizaciones de Paulson. El macarrón con queso ha reemplazado al intercambio de créditos incumplidos en el centro de gravedad del capitalismo. Y una cosa más: los franceses, con todo su snob en cuanto a comida, aman McDonalds, que sigue haciendo un negocio fantástico por allá. Ellos saben reconocer cuan una papita de la libertad sabe bien.

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